Post-Gazette banner
Eat Pittsburgh
Beechview
Beechview
Feb. 22, 2024

Broadway Avenue in Beechview near the Hampshire stop on the Red Line is vibrant on a cold winter afternoon in January. Cumbia tunes broadcast from speakers outside the Las Palmas-IGA grocery store. Patrons flock to the grocer's two food stalls adjacent to the store, lining up for al pastor pork sliced from the rotating trompo. Across the street, a crew of workers piles into the warm confines of La Cocina de Betty for a lunch of baleadas, pupusas and tortas.

Nearly two decades after a near-catastrophic financial scandal threatened to blight the neighborhood south of the Fort Pitt and Liberty tunnels, today's Beechview is on the cusp of becoming one of Pittsburgh's most dynamic dining destinations. The gastronomic exhilaration is fueled primarily by the rise of culinary endeavors from immigrants from Mexico and Central America.

"What has been happening now is a promise of what Beechview represents for the Latino community," says Guillermo Velazquez, executive director of Pittsburgh Hispanic Development Corporation, headquartered in the neighborhood. "There were vacancies for commercial opportunities at an accessible price, and businesses have started to thrive in them."

Maria Elizabeth "Betty" Hernandez prepares a baleada at La Cocina de Betty. (Sebastian Foltz/Post-Gazette)

Velazquez estimates that the current population of Beechview with Hispanic heritage is approximately 15%. That figure is up from the 10% statistic noted in the 2020 census and 7% in 2010.

The neighborhood sports easy access to Downtown and the South Hills via several stops on the T's Red Line, and the Las Palmas grocery store is a shopping nexus for home cooks and restaurant owners. The area around the T and the grocery is a restaurant hub, and a second grouping congregates a half mile up the hill toward Dormont.

"Beechview is very convenient. My kids go to a good school in the district. We have a big grocery store right across the street. And we can have a clientele that's a little bit of everything. Hondurans and Salvadorians love to come here, but people from everywhere are finding us now," says Maria Elizabeth "Betty" Hernandez, chef-owner of La Cocina de Betty.

Food historically has helped immigrants find comfort in a new place, and it has also served as a gateway for cultural exchange. Those time-tested ideas, exemplified by generation after generation of immigrants to the United States, are what make our collective food culture so dynamic. 

"It might feel different to the longtime Beechview locals. But over time, the generations become what we see around the United States everywhere. Cultures mingle and mix. It's what we see everywhere," says Velazquez.

You can see that on display in Beechview at Beto's, the city's oldest continuously operating pizza business.

Beto's has strong Pittsburgh pizza roots stretching back decades. (John Colombo for the Post-Gazette)

"We've been here for a long time, and we see a neighborhood on the rise again. Beechview is such a diverse area now. We have a lot of great restaurants here," says Jamie Pipes of Beto's.

It's hard to believe, but not too long ago, pizza seemed "exotic." There were no pizzerias in Pittsburgh in 1949 when the Wheeling (West Virginia) News-Register commented on the opening of DiCarlo's Pizza. "The brothers specialize in an Italian delicacy called Pizza, which has been called 'the poor man's cheese cake,'" the paper noted.

In addition to Beto's, Beechview is home to the original Slice on Broadway, one of the pioneers of the new wave of Pittsburgh pizza. (Sorry, Fiori's fans. That iconic pizza spot is about a football field away from the neighborhood border in Brookline.)

While a few longtime Beechview destinations such as The Huddle have closed in recent years, newer spots such as Los Inmortales Fondita con Sabor Latino! (perhaps the best-named restaurant in Pittsburgh) and the takeout operation Mexican Sazon Lichita, run by migrants from Puebla, are deepening the mix of offerings — as is the kitchen of vegan food delivery service Chip and Kale.

These six restaurants capture the essence of what makes dining in Beechview what it is today.

En una tarde fría de invierno, Broadway Avenue en Beechview, cerca de la parada Hampshire de la Línea Roja, está vibrante. Tonos de cumbia se transmiten desde parlantes afuera del supermercado Las Palmas-IGA.Gente hambrienta se junta alrededor de los dos puestos de comida pegados a la tienda, haciendo fila para comer carne de cerdo al pastor cortada de un trompo giratorio. Al otro lado de la calle, un grupo de trabajadores se amontonan en La Cocina de Betty para un almuerzo de baleadas, pupusas y tortas.

Casi dos décadas después que un escándalo financiero casi arruina el vecindario al sur de los túneles Fort Pitt y Liberty, el Beechview de hoy está a punto de convertirse en uno de los destinos gastronómicos más dinámicos de Pittsburgh, impulsada principalmente por el aumento de los esfuerzos culinarios de inmigrantes de México y Centroamérica.

"Lo que ha estado sucediendo ahora es una promesa de lo que Beechview representa para la comunidad latina," dijo Guillermo Velázquez, director ejecutivo de la Corporación de Desarrollo Hispano de Pittsburgh, localizada en Beechview. "Había oportunidades comerciales vacantes a un precio accesible y las empresas han comenzado a prosperar."

María Elizabeth "Betty" Hernández prepara una baleada en La Cocina de Betty. (Sebastian Foltz/Post-Gazette)

Velázquez estima que aproximadamente el 15% de la población de Beechview hoy en día son latinos. Esa cifra es superior a la estadística del 10% observada en el censo de 2020 y al 7% en 2010.

El vecindario tiene acceso fácil al centro de la ciudad y a los South Hills gracias a la Línea Roja del T, y la tienda de comestibles de Las Palmas es un nexo para cocineros tanto caseros como propietarios de restaurantes. El área alrededor de la T y del supermercado cuenta con varios restaurantes, y está a media milla hacia abajo de Dormont.

"Beechview es muy conveniente. Mis hijos van a una buena escuela en el distrito. Tenemos una gran tienda de comestibles justo al otro lado de la calle. Y podemos tener una clientela que es un poco de todo. A los hondureños y salvadoreños les encanta venir por aquí, pero gente de todas partes nos está encontrando ahora," dijo María Elizabeth "Betty" Hernández, chef y propietaria de La Cocina de Betty.

Históricamente, la comida ha ayudado a los inmigrantes a encontrar comodidad en un lugar nuevo y también ha servido como puerta de entrada para el intercambio cultural. Generación tras generación de inmigrantes en los Estados Unidos son los que hacen que nuestra cultura alimentaria colectiva sea tan dinámica.

"Puede que los habitantes de Beechview de toda la vida se sientan diferentes. Pero con el tiempo, las generaciones se convierten en lo que vemos en todo Estados Unidos. Las culturas se mezclan y mezclan", dijo Velázquez.

En Beechview, este efecto se puede notar en Beto's, el negocio de pizzas operando continuamente más antiguo de la ciudad.

"Llevamos aquí mucho tiempo y vemos un barrio que vuelve a crecer. Beechview hoy en día es un área muy diversa. Aquí tenemos muchos restaurantes excelentes," dijo Jamie Pipes de Beto's.

Beto's tiene fuertes raíces en la pizza estilo Pittsburgh desde hace décadas. (John Colombo para el Post-Gazette)

Es difícil de creer, pero hace poco tiempo, la pizza le parecía "exótica" a la gente. No habían pizzerías en Pittsburgh en 1949 cuando el Wheeling (W.Va.) News-Register comentó sobre la apertura de DiCarlo's Pizza. "Los hermanos se especializan en una delicia italiana llamada pizza, que ha sido llamada 'la tarta de queso del pobre,'" señaló el periódico.

Además de Beto's, Beechview alberga el Slice on Broadway original, uno de los pioneros de la nueva ola de pizza de Pittsburgh. (Lo siento, fanáticos de Fiori's. Esa pizzería icónica está un poco más lejos, cerca de la frontera con el vecindario de Brookline).

Aunque destinos antiguos de Beechview, como The Huddle, han cerrado en los últimos años, lugares más nuevos como Los Inmortales Fondita con Sabor Latino (quizás el restaurante con mejor nombre en Pittsburgh) y la comida para llevar Mexican Sazón Lichita, dirigida por inmigrantes de Puebla, están profundizando la ofertas disponibles, al igual que la cocina con servicio de entrega vegana Chip and Kale.

Estos seis restaurantes capturan la esencia de lo que hace que cenar en Beechview sea lo que es hoy.

A recent special at Las Palmas: a quesadilla topped with pulled chicken. (John Colombo for the Post-Gazette)Un plato especial de Las Palmas era una quesadilla cubierta con pollo desmenuzado. (John Colombo para el Post-Gazette)
Jairo Gargeda, of Brentwood, gets an order from Las Palmas' Mirian Veliz, of Beechview. (John Colombo for the Post-Gazette)En Las Palmas, Mirian Veliz le da a Jairo Gargeda su orden. (John Colombo para el Post-Gazette)
Las Palmas's taco options include, from left, beef sausage, chicken and beef. (John Colombo for the Post-Gazette)Las Palmas ofrece una variedad de tacos, que incluyen salchichas de res y pollo. (John Colombo para el Post-Gazette)

Las Palmas

Vibrant | Inexpensive | Groceries
Vibrante | Barato | Comestibles
A recent special at Las Palmas: a quesadilla topped with pulled chicken. (John Colombo for the Post-Gazette)Un plato especial de Las Palmas era una quesadilla cubierta con pollo desmenuzado. (John Colombo para el Post-Gazette)
Jairo Gargeda, of Brentwood, gets an order from Las Palmas' Mirian Veliz, of Beechview. (John Colombo for the Post-Gazette)En Las Palmas, Mirian Veliz le da a Jairo Gargeda su orden. (John Colombo para el Post-Gazette)

Brothers Gabriel, Jose, Luis and Pancho Berumen are natives of Zacatecas in central Mexico who later lived in a small town just outside of Toluca prior to immigrating to the United States. They were running a landscaping business near Indianapolis until business fell short during the deep recession of 2008. When they came to see family in Pittsburgh later that year, they decided to stay.

The brothers looked in Beechview but couldn't find a space to suit their needs, instead opening as a butcher and grocery shop in Brookline in 2009. Over the next 15 years, they contributed more than just about anyone to changing the course of Latino food culture in the region. Next came small stores and taco stands in Oakland and Washington.

The family finally made it to Beechview in 2012, setting up a small taco stand in a former barber shop.

"We knew we wanted to be in Beechview because of how the community was growing here. It was ideal for our mission," says Gabriel's wife, Missy Berumen.

The following year, that location became the nexus for the family business. The owner of the local IGA grocery was looking to leave, and the Berumen family took over the lease in 2013. In 2021, they purchased the building.

It's now the largest Latino-focused grocery store in the region, with ingredients and dry goods from all over Mexico as well as Central and South America. The store features an in-house butcher offering cuts of meat traditional to Hispanic cookery, fresh and dried chili peppers, cheeses and a host of other other ingredients for regional dishes.

"We've seen so much more demand over the past few years. There are various Hispanic communities growing in Pittsburgh, and they want to have the ingredients they need to cook the dishes they love," Berumen says.

The Beechview Las Palmas features two taco stands, the second one opening two years ago. The family also added some roofing and seating so that patrons can eat at the location.

"We want to make it look even better than it does now. We want this to be a hub for people to come and eat in the neighborhood," says Berumen.

The advantage of being adjacent to the large grocery store is the access to all sorts of ingredients and a larger kitchen space than the other three locations. (The store also serves as a wholesale supply spot for other Beechview restaurants.)

The feel there is vibrant, akin to street food stands in Mexican cities, with music coming from the Radio Las Palmas station broadcast from a booth in the grocery store.

The order: Tacos, quesadillas, tortas and more.

The original Beechview stand offers a similar array of tacos and quesadillas to the other Las Palmas locations. Choose from meats such as chorizo, pollo, carnitas and chopped beef, which are then griddled and served on double-stacked corn tortillas. Garnish to your specifications with diced raw onion, cilantro, lime juice and any of the house-made salsas from the fixings bar.

The newer stand under the red awning adds to the gastronomical thrills. During the week you'll see a selection of items such as Mexican-style hamburgers with lovely griddled onions smashed right into them and quite a few variations of tortas.

The weekends offer a more expansive menu. You'll likely find luxuriously braised or meat confits such as suadero, a meltingly tender section of beef brisket found between the lower flank and sirloin.

That's also when they bring out the trompo; it's stacked layer upon layer with thinly sliced pork shoulder marinated with achiote and spices, then capped with a pineapple. After it slow cooks on the rotisserie, it's sliced again against the grain and gets a crisping up on the flattop prior to service. Be sure to add a carne asada taco to your order; it's another paper thin, quick griddled meaty delight.

1616 Broadway Ave.

Los hermanos Gabriel, José, Luis y Pancho Berumen son originalmente de Zacatecas, en el centro de México, y luego vivieron en un pequeño pueblo en las afueras de Toluca antes de emigrar a los Estados Unidos. Dirigían un negocio de jardinería cerca de Indianápolis hasta que el negocio fracasó durante la recesión profunda del 2008. Cuando vinieron a ver a su familia en Pittsburgh ese mismo año, decidieron quedarse.

Los hermanos buscaron un local en Beechview pero no pudieron encontrar un espacio que satisficiera sus necesidades, y en 2009 abrieron una carnicería y una tienda de comestibles en Brookline. Durante los siguientes 15 años, contribuyeron más que nadie a cambiar el curso de la cultura gastronómica latina en la región. Después montaron pequeñas tiendas y puestos de tacos en Oakland y Washington.

La familia finalmente llegó a Beechview en 2012, instalando un pequeño puesto de tacos en una antigua barbería.

"Sabíamos que queríamos estar en Beechview por cómo estaba creciendo la comunidad aquí. Era ideal para nuestra misión," dijo la esposa de Gabriel, Missy Berumen.

Un año después, esta ubicación se ha convertido en el nexo del negocio familiar. El propietario del supermercado local IGA quería marcharse y la familia Berumen se hizo cargo del contrato de arrendamiento en 2013. En 2021 compraron el edificio.

Ahora es la tienda de comestibles orientada a los latinos más grande de la región, con ingredientes y productos secos de todo México, tanto como de Centro y Sudamérica. La tienda cuenta con una carnicería interna que ofrece cortes de carne tradicionales de la cocina hispana, chiles frescos y secos, quesos y muchos otros ingredientes para platos regionales.

"Hemos visto mucha más demanda en los últimos años. Hay varias comunidades hispanas creciendo en Pittsburgh y quieren tener los ingredientes necesarios para cocinar los platos que aman", dijo Berumen.

Las Palmas en Beechview cuenta con dos puestos de tacos, el segundo abriendo hace dos años. La familia también agregó algunos techos y sillas para que los clientes puedan comer en el lugar.

"Queremos mejorar lo que es ahora. Queremos que sea un centro para que la gente venga a comer al barrio," afirma Berumen.

La ventaja de formar parte del supermercado para este local es el acceso a todo tipo de ingredientes y un espacio de cocina más grande que en las otras tres ubicaciones. (La tienda también sirve como punto de suministro mayorista para otros restaurantes de Beechview).

La sensación allí es vibrante, similar a los puestos de comida callejera en las ciudades mexicanas, con música de la estación de radio Radio Las Palmas transmitida desde el supermercado.

Que ordenar: tacos, quesadillas, tortas y más.

El puesto original de Beechview ofrece una variedad de tacos y quesadillas similar a la de otras ubicaciones de Las Palmas. Elija entre carnes como chorizo, pollo, carnitas y carne picada, que luego se asan a la plancha y se sirven en tortillas de maíz dobles. Sirva según sus especificaciones con cebolla cruda picada, cilantro, jugo de limón y cualquiera de las salsas caseras de la barra de guarniciones.

El nuevo puesto bajo el toldo rojo solo aumenta la emoción para comer. Durante la semana hay una selección de artículos como hamburguesas al estilo mexicano, con deliciosas cebollas asadas aplastadas, y bastantes variedades de tortas.

Los fines de semana ofrecen un menú más amplio. Probablemente se encontrará carne lujosamente estofada o confitada como el suadero, una sección tierna y derretida de pechuga de res que se encuentra entre la falda inferior y el sirloin.

El fin de semana también es cuando sacan el trompo; capa tras capa de cerdo en rodajas finas marinada con achiote y especias, y luego tapada con una piña. Después de que se cocina lentamente en el asador, se corta nuevamente a contrapelo y se pone crujiente en la superficie plana antes de servir. Asegúrese de agregar un taco de carne asada a su pedido; es otra delicia carnosa, fina como un papel, y asada rápidamente.

1616 Avenida Broadway

Chicken Latino

Comfort | Upbeat | That chicken!
Confort | Optimista | ¡Ese pollo!
Shelbin Santos, owner/chef of Chicken Latino, with slow-roasted pork, clockwise from left, a burrito and a half chicken. (Lucy Schaly/Post-Gazette)Shelbin Santos, dueño y chef de Chicken Latino, con carnitas, un burrito y medio pollo. (Lucy Schaly/Post-Gazette)
A half chicken with yucca fries at Chicken Latino. (Lucy Schaly/Post-Gazette)Medio pollo con yuca frita de Pollo Latino. (Lucy Schaly/Post-Gazette)

Shelbin Santos came to Pittsburgh to pursue a master's degree and fell in love with the city (and, along the way, with her now spouse). In the middle of a successful career in the corporate finance world, she also fell in love with the idea of sharing the cuisine of her native Peru.

"I saw the older people I was working with. They weren't having a miserable life or anything, but they were just watching the clock. I didn't want that to be me when I was older," Santos says. "It's so important to follow your dreams. My true love was always cooking."

The passion to serve perfect Peruvian chicken in Pittsburgh prompted her to cash out her life savings and 401(k) to open Chicken Latino in the Strip District in 2007.

Chicken joints are commonplace where she's from. Living in Pittsburgh, she'd sometimes found herself driving four hours to Virginia to get a taste of home.

"In America, you have pizza shops on every corner. In Peru we have pollerias. Every neighborhood has them," Santos says. "But we didn't have any here."

It took a couple of years to catch on, but, eventually, the business became a Strip District highlight. However, faced with rising rents and uncertain lease terms, Santos decided to look for a new location. She purchased a long-abandoned former restaurant in Beechview in 2018 and opened the new Chicken Latino in June 2020.

The space is significantly more inviting than the Strip District iteration. Even on a gray, wintry day, it still feels bright and cheerful inside the dining room, which is flooded with natural light. The service is friendly and upbeat. It feels just like going to a neighborhood restaurant in South America.

"I still do almost all the cooking," Santos says. "I wake up happy every day knowing I get to share this food with Pittsburgh."

The order: Rotisserie roasted chicken is the star of the show at Chicken Latino. Whole chickens are marinated overnight with fresh garlic, rosemary, cumin and oregano, prior to being slow-cooked via indirect heat in the restaurant's Peruvian-style brick oven.

It's a perfect celebration of the bird, with a tender, flavorful breast and dark meat that's juicy without any squidginess. The fat in the skin is nicely rendered to crispy succulence, adding another depth of flavor to every bite.

Crispy yucca is a go-to side dish. The root vegetable is a terrific alternative to french fries; airy and crisp but with a meaty density. Nicely cooked rice, solid beans and tender-sweet plantains round out the plates.

Santos offers a handful of other Peruvian dishes, such as lomo saltado (a beef stir fry that draws from Tusán, or Chinese-Peruvian culinary traditions) and luscious slow-roasted pork. She often prepared ceviche and other specials on the weekends. Her big-as-a-football chicken burritos, a highlight of the Strip District location, remain a draw here, too.

Use one or two of the several house-made sauces to dress your dishes. The most popular is Santos' aji picante, a fiery hot pepper and vinegar salsa of which a dab goes a long way.

2100 Broadway Ave.; chickenlatino.net

Shelbin Santos llegó a Pittsburgh para realizar una maestría y se enamoró de la ciudad (y, de paso, de su pareja). En medio de una exitosa carrera en el mundo de las finanzas corporativas, también se enamoró de la idea de compartir la cocina de su Perú natal.

"Vi a las personas mayores con las que estaba trabajando. No estaban teniendo una vida miserable ni nada por el estilo, pero solo estaban mirando el reloj. No quería eso para mi futuro," dijo Santos. "Es muy importante seguir tus sueños. Mi verdadero amor siempre fue la cocina."

La pasión por servir pollo peruano perfecto en Pittsburgh la impulsó a retirar sus ahorros de vida y su plan 401(k) para abrir Chicken Latino en el Strip District en 2007.

Los locales de pollo son algo común en Perú. Al vivir en Pittsburgh, a veces se encontraba conduciendo cuatro horas hasta Virginia para encontrar los sabores de su niñez.

"En Estados Unidos, hay pizzerías en cada esquina. En Perú tenemos pollerías. Cada barrio los tiene", dijo Santos. "Pero aquí no teníamos ninguno".

Tomó un par de años para salir adelante, pero finalmente el negocio se convirtió en un punto destacado del Strip District. Sin embargo, con el aumento de la renta y la incertidumbre de los plazos de arrendamiento, Santos decidió buscar una nueva ubicación. Compró un antiguo restaurante abandonado hace mucho tiempo en Beechview en 2018 y abrió el nuevo Chicken Latino en junio de 2020.

El espacio es significativamente más atractivo que la versión del Strip District. Incluso, en un día gris e invernal, el interior del comedor, inundado de luz natural, sigue siendo luminoso y alegre. El servicio es amable y alegre. Es como ir a un restaurante local en Sudamérica.

"Todavía cocino casi todo", dijo Santos. "Me despierto feliz todos los días sabiendo que puedo compartir esta comida con Pittsburgh".

Que ordenar: El pollo asado es la estrella del lugar en Chicken Latino. Los pollos enteros se marinan durante la noche con ajo fresco, romero, comino y orégano, antes de cocinarlos a fuego lento mediante calor indirecto en el horno de ladrillos estilo peruano.

Es una celebración perfecta del pollo, con una pechuga tierna y sabrosa y también una carne oscura jugosa y sin nada blando. La grasa de la piel se transforma agradablemente en una suculencia crujiente, dándole otra profundidad de sabor a cada bocado.

La yuca crujiente es un acompañamiento ideal. El tubérculo es una excelente alternativa a las papas fritas; aireado y crujiente pero con una densidad carnosa. Arroz bien cocido, frijoles macizos y plátanos tiernos y dulces completan los platos.

Santos ofrece unos otros platos peruanos, como el lomo saltado (un salteado de carne que se basa en Tusán y las tradiciones culinarias chino-peruanas) y una deliciosa carne de cerdo asada a fuego lento. A menudo preparaba ceviche y otras especialidades los fines de semana. Sus burritos de pollo, grandes como una pelota de fútbol americano, lo más destacado de la ubicación del Strip District, siguen siendo un atractivo aquí también.

Utilice una o dos de las diversas salsas caseras para aderezar sus platos. El más popular es el ají picante de Santos, una salsa picante de pimiento y vinagre — un poco rinde mucho.

2100 Avenida Broadway; chickenlatino.net

Shelbin Santos, owner/chef of Chicken Latino, with slow-roasted pork, clockwise from left, a burrito and a half chicken. (Lucy Schaly/Post-Gazette)Shelbin Santos, dueño y chef de Chicken Latino, con carnitas, un burrito y medio pollo. (Lucy Schaly/Post-Gazette)
A half chicken with yucca fries at Chicken Latino. (Lucy Schaly/Post-Gazette)Medio pollo con yuca frita de Pollo Latino. (Lucy Schaly/Post-Gazette)
Chicken Latino's slow-roasted pork with beans, rice and plantains. (Lucy Schaly/Post-Gazette)
Beto's serves its pizza Ohio Valley style: topped with room-temperature cheese. (John Colombo for the Post-Gazette)Beto's sirve su pizza al estilo del Valle de Ohio que esta preparado con queso servido a temperatura ambiente. (John Colombo para el Post-Gazette)
At Beto's, tray pizzas are cut before room-temperature and cold toppings are added. (John Colombo for the Post-Gazette)Las pizzas de Beto's, que son pizzas en bandeja que se han cortado antes de poner ingredientes que a la temperatura ambiente y frías. (John Colombo para el Post-Gazette)
Tony Mauel, of Collier, puts room-temperature cheese on a Beto's pizza. (John Colombo for the Post-Gazette)Tony Mauel, de Collier, le pone queso servido a temperatura ambiente a una pizza en Beto's. (John Colombo para el Post-Gazette)

Beto's

Pittsburgh classic | Ohio Valley-style | Family friendly
Clásico de Pittsburgh | Estilo del Valle de Ohio | Para toda la familia
Beto's serves its pizza Ohio Valley style: topped with room-temperature cheese. (John Colombo for the Post-Gazette)Beto's sirve su pizza al estilo del Valle de Ohio que esta preparado con queso servido a temperatura ambiente. (John Colombo para el Post-Gazette)
At Beto's, tray pizzas are cut before room-temperature and cold toppings are added. (John Colombo for the Post-Gazette)Las pizzas de Beto's, que son pizzas en bandeja que se han cortado antes de poner ingredientes que a la temperatura ambiente y frías. (John Colombo para el Post-Gazette)

Pittsburgh's regional pizza history is rooted in Ohio Valley-style pizza. The twice-baked tray pizza, (in)famous for the room-temperature cheese topping, was created by the DiCarlo brothers in Steubenville, Ohio, in 1945.

Marvelous examples of the too-often-belittled style tendril from Ohio to West Virginia; its torch shines brightest within the Pittsburgh city limits at Beto's.

A DiCarlo's franchise, opened on Saw Mill Run Boulevard in 1951, was the first pizza shop in the Pittsburgh proper. (Pizza House in Ambridge opened the same year.) Two years later, Beto's opened on Forbes Avenue in Oakland. When the DiCarlo's location closed in 2015, Beto's gained the title of Pittsburgh's oldest continuous pizza business.

The late Jim Van Newkirk Sr., purchased Beto's in 1961. His son, Jim Jr., currently runs the operation with his adult children. The family moved Beto's to its current location on Banksville Road in 1978 and expanded with the addition of a new dining room in 2008.

There's a lot of old-time charm at Beto's, which stays open until 11 p.m. or midnight, depending on the night. You're immediately asked for your first name when you step up to the counter or call to place an order, something that adds a warmth of familiarity. There are a couple of pinball machines, and even though it's a relatively new addition, the dining room feels timeless.

"We've been here for such a long time. And what we do is very special to the area. People move out of the area and can't find anything like it. They miss it once they're not here any more," says Van Newkirk's daughter Jamie Pipes.

The order: Pizza. That's why you're here. Pizza.

At Beto's, you order by the cut, which still costs less than $2 per. Two cuts is typically enough for a serving, though a hungry eater might want to get three. Corners, of course, are best.

If you're new to Ohio Valley-style pizza, you might find what you get a little mind-twisting. The sort-of-Sicilian-style crusts are topped with room-temperature provolone cheese and cold additions such as pepperoni after the pie is pulled from the oven. Give that cheese a few minutes to steam in the box and it transforms into a string-cheese-like liminal state.

"Try it. If you haven't had this here or somewhere else, don't be scared. Don't knock it until you try it," Pipes says. "The texture of the hot pizza and the cold cheese makes something extra special."

Agreed.

My caveat is that it's better to go minimalist with any additional toppings. Some, such as banana peppers and black olives, work terrifically cold. Others, like pepperoni, need more heat to fully actualize. They'll pop the pizza in the oven again if you want, but that takes away from the experience.

"We have a mix of people who have come here for generations and people who are trying it for the first time. If you have questions, just ask us and we can help you," Pipes says.

1473 Banksville Road, betosoriginalpizza.com

La historia de la pizza regional de Pittsburgh tiene sus raíces en el Valle de Ohio. La pizza en bandeja horneada dos veces, famosa por su cobertura de queso a temperatura ambiente, fue creada por los hermanos DiCarlo en Steubenville, Ohio, en 1945.

Maravillosos ejemplos del estilo existen, frecuentemente menospreciados, desde Ohio hasta West Virginia; su antorcha brilla con mayor intensidad dentro de los límites de la ciudad de Pittsburgh en Beto's.

Una franquicia de los DiCarlo, inaugurada en Saw Mill Run Boulevard en 1951, fue la primera pizzería en Pittsburgh. (Pizza House en Ambridge abrió el mismo año). Dos años después, Beto's abrió en Forbes Avenue en Oakland. Cuando la ubicación de DiCarlo's cerró en 2015, Beto's compró el negocio, continuando la operación y tradición de la pizzería más antigua de Pittsburgh.

Jim Van Newkirk Sr., ahora fallecido, compró Beto's en 1961. Su hijo, Jim Jr., sigue dirigiendo la operación con sus hijos adultos. La familia trasladó Beto's a su ubicación actual en Banksville Road en 1978 y lo amplió con la adición de un nuevo comedor en 2008.

Hay mucho encanto de los viejos años en Beto's, que permanece abierto hasta las 11 p.m. o medianoche, dependiendo de la noche. Inmediatamente te preguntan tu nombre cuando te acercas al mostrador o llamas para hacer un pedido, algo que añade una calidez de familiaridad. Hay un par de máquinas de pinball y, aunque es una incorporación relativamente nueva, el comedor parece fuera de tiempo.

"Hemos estado aquí durante mucho tiempo. Y lo que hacemos es muy especial para la zona. La gente se muda de la zona y no encuentra nada parecido. Lo extrañan una vez que ya no están aquí," dijo Jamie Pipes, la hija de Van Newkirk.

Que ordenar: Pizza. Por eso estás aquí. Pizza.

En Beto's, puedes pedir por corte, que todavía cuesta menos de $2 por pedazo. Por lo general, dos cortes son suficientes para una porción, aunque alguien que come con filo puede querer comerse tres. Las esquinas, por supuesto, son las mejores.

Si eres novato en la pizza al estilo del Valle de Ohio, es posible que lo que obtengas te resulte un poco fuera de lo normal. El pan estilo siciliano se cubre con queso provolone a temperatura ambiente y adiciones frías como pepperoni después de sacar del horno. En unos minutos se cocinará todo al vapor en la caja y se transformará en un estado liminal, el queso en tiras semi-derretidas.

"Pruebalo. Si no has probado esto aquí o en otro lugar, no te asustes. No lo descartes hasta que lo pruebes," dijo Pipes. "La textura de la pizza caliente y el queso frío hacen algo muy especial."

Acordado.

Mi advertencia es que es mejor ser minimalista con ingredientes adicionales. Algunos, como los pimientos banana y las aceitunas negras, funcionan estupendamente en frío. Otros, como el pepperoni, necesitan más calor para actualizarse por completo. Volverán a meter la pizza en el horno si quieres, pero eso le quita sabor y valor a la experiencia.

"Tenemos una mezcla de personas que han venido aquí durante generaciones y personas que lo están intentando por primera vez. Si tiene preguntas, pregúntenos y podremos ayudarlo," dijo Pipes.

1473 Banksville Road, betosoriginalpizza.com

Alquisiras

Celebration of corn | Popsicles | Casual
Celebración del maíz | Paletas | Casual
Alquisiras co-owner Serafin Escobar, with his daughter Dyana. (John Colombo for the Post-Gazette)Serafín Escobar, copropietario de Alquisiras, con su hija Dyana. (John Colombo para el Post-Gazette)
Sopes at Alquisiras can be topped with an array of components, such as refried beans. (John Colombo for the Post-Gazette)Los sopes en Alquisiras se pueden acompañar con una variedad de ingredientes, como frijoles refritos. (John Colombo para el Post-Gazette)

Opening one of Pittsburgh's best roots-cooking Mexican restaurants wasn't part of Serafin and Sebastiana Escobar's plan when they launched Alquisiras Paleteria in 2018. The couple had moved from Delaware with the intention of opening a paleteria, a shop selling frozen popsicle treats. They've met success in that venture, producing more than 30 flavors at their Broadway Avenue location and selling wholesale to Mexican and Central American businesses throughout the area.

Along the way, the natives of Toluca, Mexico, started to prepare a few of their favorite hometown dishes in the small kitchen of their apricot-colored building.

"Whenever they had the time, they would make specials because they wanted to share some of the food that they loved from where they came here from," says daughter Diana Escobar.

Bit-by-bit, the Escobars began to amass a regular menu of items, most of which highlight various expressions of corn. It makes sense that Alquisiras is an expression of the mighty grain: Toluca was known in pre-Aztec times as Nepintahihui, the land of corn.

"All of our dishes are made by us, just like we would make them back where we came here from. It's special for us to share that with you, and it's special to have these recipes made just like in Toluca," Serafin Escobar says.

Diana Escobar interpreted for her father for this interview.

The order: Everything with corn is made in-house except for the tortillas used in the tacos and tostadas. (Those are still terrific, and you'll want to order a few of each; the birria is especially lush.)

Flour tortillas, from the Mexican state of Sonora, are more common in the United States as a quesadilla base. Alquisiras was one of the first restaurants in Pittsburgh to regularly offer a spin from another part of Mexico: quesadilla de maiz. Using corn masa brings a crispy, savory-toasty dimension to the Chihuahua-cheese-stuffed delights. The restaurant offers various options to add in to your quesadilla. My go-to is the boldly flavored, tender carne asada.

Order a couple of sopes, too. The pinched corn cakes, typically fried, serve as an edible plate to complement its toppings. The move here is to keep it simple with beans and cheese, seasoned with a couple of dashes of the house-made salsa verde. Alquisiras' sopes are also terrific with chicken or chicharrones if you're looking to bolster up your meal.

"I especially like making soups. The pozole and the menudo are some of my favorites," says Serafin Escobar. "People come here just to ask for them."

Escobar's pozole rojo is the best pozole I've enjoyed in Pittsburgh. The Aztec-Spanish fusion dish melds the sacred hominy corn of indigenous Mexicans with the celebrated pork brought over by Spanish colonizers. At Alquisiras, guajillo and ancho chiles add intoxicating richness and just a bit of heat to the broth, which is further enlivened by lime juice. When the massive bowl of soupy stew arrives at your table, enhance it to your perfect specs with lime juice, cilantro, dried guajillo peppers, raw onions and oregano.

Specials remain part of the ecosystem at Alquisiras, too. The Escobars are still putting out cracking versions of dishes including tamales, chile rellenos and costillas when they have time.

2056 Broadway Ave., facebook.com/alquisiraspaleteriapittsburgh

Abrir uno de los mejores restaurantes mexicanos de cocina tradicional en Pittsburgh no era parte del plan de Serafín y Sebastiana Escobar cuando lanzaron Alquisiras Paleteria en 2018. La pareja se había mudado desde Delaware con la intención de nada mas abrir una paletería, o una tienda que vende paletas heladas. Tuvieron mucho éxito en esa empresa, produciendo más de 30 sabores en su ubicación de Broadway Avenue y vendiendo al por mayor a empresas mexicanas y centroamericanas en toda el área.

En el camino, los nativos de Toluca, México, comenzaron a preparar algunos de sus platos locales favoritos en la pequeña cocina de su edificio de color albaricoque.

"Cada vez que tenían tiempo, hacían especiales porque querían compartir algo de la comida que les encantaba de donde vinieron," dijo su hija Diana Escobar.

Poco a poco, los Escobar comenzaron a acumular un menú regular de platos, la mayoría de los cuales destacan diversas expresiones del maíz. Tiene sentido que Alquisiras sea una expresión del poderoso grano: Toluca era conocida en la época pre-méxica como Nepintahihui, la tierra del maíz.

"Todos nuestros platos son hechos por nosotros, tal como los haríamos en el lugar de donde venimos. Es especial para nosotros compartir eso con ustedes, y es especial tener estas recetas hechas como en Toluca," dijo Serafín Escobar.

Diana Escobar interpretó a su padre para esta entrevista.

Que ordenar: Todo lo que lleva maíz es hecho en casa excepto las tortillas que se usan en los tacos y tostadas. (Siguen siendo fantásticos y vas a querer pedir unos cuantos de cada uno; la birria es especialmente decadente).

Las tortillas de harina, del estado mexicano de Sonora, son más comunes en Estados Unidos como base de quesadilla. Alquisiras fue uno de los primeros restaurantes en Pittsburgh en ofrecer regularmente un toque de otra parte de México: la quesadilla de maíz del centro del país.

El uso de masa de maíz aporta una dimensión crujiente, salada y tostada a las delicias rellenas de queso chihuahua. El restaurante ofrece varias opciones para agregar a tu quesadilla. Mi opción favorita es la carne asada tierna.

Pide también un par de sopes. Las tortas de maíz pellizcado, típicamente fritas, sirven como plato comestible para complementar sus aderezos. La idea aquí es hacerlo simple con frijoles y queso, sazonados con un par de toques de salsa verde casera. Los sopes de Alquisiras también son fantásticos con pollo o chicharrones, si buscas complementar tu comida.

"Me gusta especialmente hacer sopas. El pozole y el menudo son algunos de mis favoritos," dijo Serafín Escobar. "La gente viene aquí especialmente para pedirlos".

El pozole rojo de Escobar es el mejor pozole que he disfrutado en Pittsburgh. El plato de fusión combina el maíz sagrado de los indígenas mexicanos con la famosa carne de cerdo traída por los colonizadores españoles. En Alquisiras, los chiles guajillo y ancho agregan una riqueza y solo un poco de picante al caldo, que se anima aún más con jugo de limón. Cuando el enorme plato hondo llega a tu mesa, realizalo a tu gusto con jugo de limón, cilantro, chiles guajillos secos, cebollas crudas y orégano.

Las ofertas especiales también siguen siendo parte del ecosistema de Alquisiras. Los Escobar todavía preparan excelentes platos que incluyen tamales, chiles rellenos y costillas cuando tienen tiempo.

2056 Broadway Ave., facebook.com/alquisiraspaleteriapittsburgh

Alquisiras co-owner Serafin Escobar, with his daughter Dyana. (John Colombo for the Post-Gazette)Serafín Escobar, copropietario de Alquisiras, con su hija Dyana. (John Colombo para el Post-Gazette)
Sopes at Alquisiras can be topped with an array of components, such as refried beans. (John Colombo for the Post-Gazette)Los sopes en Alquisiras se pueden acompañar con una variedad de ingredientes, como frijoles refritos. (John Colombo para el Post-Gazette)
Quesadillas de maize, stove-cooked and fried, left, and a plate of rice and beans, at Alquisiras. (John Colombo for the Post-Gazette)Unas Quesadillas de maíz, cocidas y fritas y un plato de arroz con frijoles, de Alquisiras. (John Colombo para el Post-Gazette)
A bean and cheese pupusa at La Cocina de Betty. (Sebastian Foltz/Post-Gazette)Una pupusa de frijoles con queso en La Cocina de Betty. (Sebastian Foltz/Post-Gazette)
The torta Cubana from La Cocina de Betty is a must. (Sebastian Foltz/Post-GazetteLa torta Cubana de La Cocina de Betty es imprescindible. (Sebastian Foltz/Post-Gazette))
Maria Elizabeth "Betty" Hernandez, owner of La Cocina de Betty, moved to Pittsburgh from her native Honduras in 2013. (Sebastian Foltz/Post-Gazette)María Elizabeth "Betty" Hernández, propietaria de La Cocina de Betty, se mudó de Hondura a Pittsburgh en el anyo 2013. (Sebastian Foltz/Post-Gazette)

La Cocina de Betty

Central American | Boisterous | Cravings
Centroamericana | Bulliciosa | Antojos
A bean and cheese pupusa at La Cocina de Betty. (Sebastian Foltz/Post-Gazette)Una pupusa de frijoles con queso en La Cocina de Betty. (Sebastian Foltz/Post-Gazette)
The torta Cubana from La Cocina de Betty is a must. (Sebastian Foltz/Post-Gazette)La torta Cubana de La Cocina de Betty es imprescindible. (Sebastian Foltz/Post-Gazette)

Alice Rivera of Pittsburgh Hispanic Development Corporation interpreted for this interview.

La Cocina de Betty is the perfect spot for an easy-to-enjoy meal highlighting some of the tastiest dishes of Honduras, El Salvador and Mexico. Maria Elizabeth "Betty" Hernandez runs the show alongside a team of talented matriarchs who coax maximum flavor from humble ingredients.

Hernandez came to Pittsburgh from her native Honduras on Oct. 7, 2013.

"My brother was here. He had a Mexican restaurant called El Milagro that motivated me to come here to Pittsburgh and work to open my own business," she says.

She picked up the business from him a couple of years later. All along, however, she wanted to open a restaurant that spoke more closely to her culinary heritage.

In 2019, Hernandez purchased a restaurant across the street, then called El Comedor de la Tia, which was run by an immigrant from El Salvador. (El Milagro is now the Mexican restaurant El Paisano.)

All of this explains why you'll find a diverse array of gorgeously made dishes from Central America and Mexico on the menu at La Cocina de Betty.

"It's a mix of dishes from many different backgrounds. This means it appeals to a lot of people in the neighborhood," Hernandez says.

She notes that Honduran and Salvadoran cuisines share a culinary lineage.

"We use many of the same ingredients in both countries. They're different from Mexican cuisine because they're not spicy when compared to Mexican food," Hernandez says.

Expect close quarters in the space, which can get quite bustling at dinner hours. You'll hear a mix of Spanish dialects, particularly in the evening. Although some knowledge of Spanish will help smooth the way, the menu includes English translations, and the staff is helpful to get you what you need.

The order: If it's your first time here, aim for the Honduran and Salvadoran dishes.

Baleadas sencillas are a fantastic place to start. The Honduran dish is built around a lacy house-made flour tortilla with a wonderfully chewy pull. It's filled with smooth, creamy refried black beans and tangy fresh cheese, perfect for an inexpensive breakfast, power-up meal or a snack. Get it with pulled chicken seasoned with chilies, tomato and onions to make it a bigger meal.

Crispy and crunchy pastelitos Salvadoreños are similar to empanadas, but bigger. Choose your filling and dig in: The easy-to-love hand pies come topped with coleslaw, chirmol (pico de gallo) and aderezo (similar to a sofrito).

Salvadorian pupusas, masa stuffed with any number of ingredients, are a must get. Fried pork belly and cheese are an utterly satisfying combo, with the fat from the pork and the melting cheese contributing to an ultra-crispy, hyper-flavored exterior. 

Tortas are a nod to Mexico. Among them is the torta Cubana, one of the most glorious sandwiches in Pittsburgh. It comes with a paper-thin crispy chicken Milanese, slices of ham, a wedge of Oaxacan cheese, a slather of beans, lettuce, tomato, hot peppers and, for good measure, a split hot dog. It's a hefty bite that somehow doesn't eat as heavy as it sounds.

Among the highlights of the Mexican side of the menu is costillas de puerco en salsa verde, tender pork ribs simmered in a tangy, bright tomatillo salsa.

1603 Broadway Ave.

Alice Rivera de la Corporación de Desarrollo Hispano de Pittsburgh interpretó para esta entrevista.

La Cocina de Betty es el lugar perfecto para disfrutar de una comida fácil con raices en los platos más sabrosos de Honduras, El Salvador y México. María Elizabeth "Betty" Hernández dirige el espectáculo con un equipo de matriarcas talentosas que sacan el máximo sabor de ingredientes humildes.

Hernández llegó a Pittsburgh de Honduras el 7 de octubre de 2013.

"Mi hermano estaba aquí. Tenía un restaurante mexicano llamado El Milagro que me motivó a venir aquí a Pittsburgh y trabajar para abrir mi propio negocio," dijo Hernández.

Ella tomó la riendas del negocio un par de años después. Siempre, desde el principio, quiso abrir un restaurante que se acercara más a su herencia culinaria hondureña.

En 2019, Hernández compró un restaurante al otro lado de la calle, entonces llamado El Comedor de la Tía, de un inmigrante de El Salvador. (El Milagro es ahora el restaurante mexicano El Paisano).

Todo esto explica por qué encontrarás una amplia diversidad de platos magníficamente preparados de Centroamérica y México en el menú de La Cocina de Betty.

"Es una mezcla de platos de diferentes orígenes. Esto significa que atrae a mucha gente del barrio," Hernández.

Señala que las cocinas hondureñas y salvadoreñas comparten un linaje gastronómico.

"Utilizamos muchos de los mismos ingredientes en ambos países. Se diferencian de la cocina mexicana porque no son picantes en comparación," dijo Hernández.

Espere un comedor reducido en espacio, que puede volverse bastante apretado en la hora de la cena. Escucharás una mezcla de dialectos españoles, especialmente por la noche. Aunque algunos conocimientos de español le ayudarán, el menú incluye traducciones al inglés y hay gente que le ayudará a conseguir lo que necesita.

Que ordenar: si es tu primera vez aquí, opta por los platos hondureños y salvadoreños.

Las Baleadas sencillas son un fantástico plato para empezar. El plato hondureño se elabora alrededor de una tortilla de harina casera, que parece encaje, con un sabor maravilloso. Está relleno de frijoles negros refritos suaves y cremosos, y también con queso fresco picante, perfecto para un desayuno económico, una comida energizante o para guardar en el refri. Consíguelo con pollo desmenuzado sazonado con chiles, tomate y cebolla para que sea una comida más grande.

Los pastelitos salvadoreños crujientes son similares a las empanadas, pero más grandes. Elija su relleno y disfrute: los pasteles de tamaño mano son fáciles de amar y vienen cubiertos con ensalada de col, chirmol (pico de gallo) y aderezo (similar a un sofrito).

Las pupusas salvadoreñas, masa rellena con cualquier cantidad de ingredientes, son esenciales. Los chicharrones con queso son una combinación absolutamente satisfactoria, y la grasa de la carne de cerdo y el queso derretido contribuyen a un exterior ultra crujiente y con mucho sabor.

Las tostadas son en honor a México y el caribe. Entre ellos se encuentra la tostada cubana, uno de los sándwiches más gloriosos de Pittsburgh. Viene con una milanesa de pollo crujiente, fina como el papel, tiras de jamón, una rodaja de queso oaxaqueño, una capa de frijoles, lechuga, tomate, chiles picantes y, por si acaso, un hot dog partido. Es un bocado fuerte que de alguna manera no pesa lo que parece.

Del lado mexicano del menú, destacan las costillas de puerco en salsa verde, tiernas costillas de cerdo cocidas a fuego lento en una brillante salsa de tomatillo picante.

1603 Avenida Broadway

Slice on Broadway

Slice joint | Original location | Beer
Pedazo de pizza | Ubicación original | Cerveza
Slice on Broadway’s New York-style cheese pizza. (Benjamin B. Braun/Post-Gazette)Pizza de queso estilo Neuva York de Slice on Broadway. (Benjamin B. Braun/Post-Gazette)
Owner Rico Lunardi opened Slice on Broadway in 2010. (Benjamin B. Braun/Post-Gazette)El propietario Rico Lunardi abrió Slice on Broadway en anyo 2010. (Benjamin B. Braun/Post-Gazette)

Rico Lunardi has deep roots in Beechview.

"My parents grew up here and my family had a restaurant here," he says.

He and his siblings helped out in the family business, Lunardi's Restaurant, which closed in 2012. He caught the hospitality bug, but decided to build a career outside of it.

However, even while working a full-time job, he kept feeling the pull of something dear to his heart: pizza.

"I wasn't good enough to be on any sports teams, but pizza I can do," says Lunardi, who now competes with the United States Pizza Team.

Lunardi opened Slice on Broadway in Beechview in 2010 as a classic New York-style slice joint. He says that he felt like most of the pizzerias in the area catered to whole pies, and he wanted to add a spot where guests could pop in for a slice or two and eat either in the upstairs dining room or take it on the way home. (Whole pies, of course, are still an option, as is delivery.)

Over the years, Lunardi has expanded the operation to five more locations, but Beechview maintains its classic neighborhood vibe. Three employees have worked there for 13 years.

"We have that mom-and-pop feel. Some people in Beechview might not even know we're in other locations," he says.

It also remains, with the exception of occasional spikes in business at the East Liberty shop, his busiest location.

The order: Thin and crispy New York-style pizza.

When Lunardi went to Villanova for college, he discovered and embraced styles of pizza outside of the classic medium-thick, sweet sauce Pittsburgh style.

"There was a whole other world out there. You see these cases of beautiful pizza. I loved the idea of just being able to go into any shop and grab a slice," he says. "It's my favorite style. I like the crunch. There isn't too much cheese, so you get to taste all the ingredients."

He departs slightly from the classic New York style with a dash of provolone in the house cheese blend, but the pizza otherwise hews closely to what you'd find walking down that other Broadway.

Everything is done by hand, from mixing the dough to baking the pies in the classic Baker's Pride oven (though not all by Lunardi, which was the case in the early years). Lunardi is serious about deepening his craft, too.

"I buy every book I can read. I go to the pizza expos and I talk to people in the pizza community both here and outside of Pittsburgh," he says.

The Slice on Broadway menu is rounded out by excellent calzones, oven-baked hoagies, salads, garlic knots and a few dinner items such as chicken Parmesan and baked penne drawn from the Italian-American red sauce tradition.

2128 Broadway Ave.; sliceonbroadway.com

"Mis padres crecieron aquí y mi familia tenía un restaurante aquí" nos dijo.

Él y sus hermanos ayudaban en el negocio familiar, Lunardi's Restaurant, que cerró en 2012. Le picó el gusanillo de la hospitalidad, pero primero decidió construir una carrera fuera de ella.

Sin embargo, incluso mientras trabajaba a tiempo completo en otra industria, seguía sintiendo una atracción a algo que amaba profundamente en su corazón: la pizza.

"No era lo suficientemente bueno para estar en ningún equipo deportivo, pero puedo hacer pizza", dijo Lunardi, quien ahora compite con el equipo nacional de pizza, the United States Pizza Team.

Lunardi abrió Slice on Broadway en Beechview en 2010 como un clásico local de rebanadas al estilo de Nueva York. Dijo que, para él, la mayoría de las pizzerías de la zona solo servían pasteles enteros y él quería agregar un lugar donde los invitados pudieran venir a comer una o dos porciones — y comerlas en el comedor de arriba o llevárselas a casa. (Las pizzas enteras, por supuesto, siguen siendo una opción, al igual que la entrega a domicilio).

A lo largo de los años, Lunardi ha ampliado su operación a cinco ubicaciones más, pero Beechview mantiene su ambiente clásico original al vecindario. Solo tres empleados han trabajado allí durante los últimos 13 años.

"Tenemos esa sensación de mamá y papá. Es posible que algunas personas en Beechview ni siquiera sepan que estamos en otros lugares," dijo Lunardi.

También sigue siendo, con la excepción ocasional de la ubicación East Liberty, su local más ocupado.

Que ordenar: pizza fina y crujiente al estilo neoyorquino.

Cuando Lunardi fue a Villanova University para estudiar, descubrió y adoptó estilos de pizza distintos de la clásica salsa dulce, mediana y espesa, al estilo Pittsburgh.

"Había un mundo completamente diferente ahí afuera. Ves estos casos de pizza hermosa. Me encantó la idea de poder ir a cualquier tienda y comprar una porción," dijo Lunardi. "Es mi estilo favorito. Me gusta el crujido. No hay demasiado queso, así que puedes probar todos los ingredientes".

Difiere ligeramente del estilo clásico de Nueva York con una pizca de queso provolone en la mezcla de la casa, pero por lo demás la pizza se parece mucho a lo que encontrarías caminando por ese otro Broadway más famoso.

Todo se hace a mano en Slice on Broadway, desde mezclar la masa hasta hornear las pizzas en el clásico horno Baker's Pride (aunque no todo es hecho por Lunardi, como era el caso en los primeros años). Lunardi también toma en serio su oficio.

"Compro todos los libros que puedo leer. Voy a exposiciones de pizza y hablo con personas de la comunidad de pizzas tanto aquí como fuera de Pittsburgh," el dijo.

El menú de Slice on Broadway también tiene excelentes calzones, hoagies al horno, ensaladas, nudos de ajo y algunos platos para la cena, como pollo a la parmesana y penne al horno, usando la salsa roja tradicional italoamericana.

2128 Avenida Broadway; sliceonbroadway.com

Slice on Broadway’s New York-style cheese pizza. (Benjamin B. Braun/Post-Gazette)Pizza de queso estilo Neuva York de Slice on Broadway. (Benjamin B. Braun/Post-Gazette)
Owner Rico Lunardi opened Slice on Broadway in 2010. (Benjamin B. Braun/Post-Gazette)El propietario Rico Lunardi abrió Slice on Broadway en anyo 2010. (Benjamin B. Braun/Post-Gazette)
Slice on Broadway's Santino pizza. (Benjamin B. Braun/Post-Gazette)Un pedazo de pizza estilo Santino de Slice on Broadway. (Benjamin B. Braun/Post-Gazette)

Story

Hal B. Klein

Spanish translation

Adriana Ramírez

Arturo Fernandez

Videography / Photography

Benjamin B. Braun

Sebastian Foltz

Lucy Schaly

John Colombo

Design

Ed Yozwick

Development

Laura Malt Schneiderman

Advertisement

Advertisement